La conservación biológica tiene parte de su sustento en los valores y conocimiento que las comunidades locales poseen, su historia documentada y el cambio que el contexto puede sufrir a través de la degradación del medio ambiente.
Para el Centro Universitario de los Valles (CUValles) la implementación de un Jardín Etnobiológico representa la posibilidad de contribuir no solo en la construcción de un espacio verde y sustentable sino en la construcción y fomento de un núcleo biocultural que permita el aprendizaje y difusión de la biodiversidad y cultura de las regiones Valles y Sierra Occidental.
Este proyecto considera cumplir con las características requeridas por la Agenda Internacional de Jardines Etnobiológicos: conservación y gestión de las especies nativas, espacios sustentables, funcionar como centro de información, investigación etnobiológica, ofrecer programas de educación ambiental, ecoturismo, recreación, horticultura y banco de germoplasma.
Con el respaldo y sistematización científica de las especies que lo integrarán, se logrará mitigar la pérdida del conocimiento de los usos y beneficios que la biota provee y el impacto de la conservación de la biodiversidad, comenta la Dra. Yalma Vargas Rodríguez, responsable del Laboratorio Jardín Etnobiológico.
Retos para el futuro
La acelerada transformación de hábitat a monocultivos y la pérdida de biodiversidad y erosión cultural, motivan la implementación de diferentes estrategias de conservación ex situ de los recursos naturales del estado.
Durante el desarrollo del proyecto en 2021, se colaboró con viveros ejidales-comunitarios de la Sierra Occiental. Para el año 2022 la misión es continuar con la formación y establecimiento del proyecto, a través del acondicionamiento del terreno para las plantas, la creación de espacios que contengan la colección de herborizada, la colección de productos vegetales derivados, y la generación de un documento de gobernanza.
También se dará énfasis en conservar la diversidad genética vegetal a través de la colecta de semillas y propagación de las especies de agaves, determinando la técnica de germinación óptima y creando una colección de semillas y sus respectivos respaldos herborizados. Esta actividad pretende preservar y facilitar el intercambio de agaves, y fomentar su conocimiento y apreciación por las comunidades. Además, promueve la formación del banco de germoplasma e invernaderos.